Enfrentamos el mundo globalizado y su término cada día está más de moda, todos quieren ser globales, ¿Acaso olvidamos lo que realmente somos? Locales? Pareciera no molestarnos, mucho menos importarnos, la dinámica ha sido vulnerada y el contenido obviado. ¿Qué involucra el término globalización? Nos hablan de ciudades globales ¿Cuándo una ciudad es global? Lo paradójico es que mientras el discurso globalizado nos habla de libre movimiento del capital, mercancías y gentes, de la progresiva eliminación de barreras comerciales, consolidación de bloques económicos y de la expansión de mercados, cada vez más se nos imponen límites; límites que son tanto legales que se estipulan bajo leyes, decretos, acuerdos y resoluciones, como límites físicos que se concretan con muros o rejas de exclusión. Si bien es necesario reconocer los avances de la globalización, es más urgente analizar las abismales diferencias que siguen presentándose entre ricos y pobres y los efectos contradictorios que la referida brecha experimenta especialmente en las metrópolis de los países en vía de desarrollo producto de la globalización.
Frontera entre México y Estados Unidos, alrededor de 3.200km de largo (la distancia entre Arica y Puerto Montt)
¿Qué sigue después la revolución industrial? Somos parte de la nueva revolución, la hemos llamado revolución digital, y aun a pesar de su prematura experiencia, ya se empiezan a vislumbrar las fracturas sociales resultado de este proceso. Ejemplo de esto es la dificultad de acceso a nuevas tecnologías por gran parte de la población. Sin información, o acceso a ella se margina a varios, porque el discurso global trae implícita la palabra “competitividad”.
Si eso sucede desde el marco digital-social, paralelamente desde un marco político-económico-social a otros se les preenjuicia por su elección de culto, a otros se les cohíbe su homosexualidad, si creer, ser agnóstico o ateo, y entonces ¿No estamos yendo en contra de eso que nos dicen es globalización? ¿Qué es la globalización? ¿Disolución de barreras? A otros se les controla su entrada a ciertos países, intentan involucrar “equitativamente” un discurso global, y esos mismos países autodenominados de primer mundo se jactan de estigmatizar de inmigrantes a esos que colonizaron hace solo unos siglos atrás, a esos que han usurpado y explotado, pero que en tiempos como el actual empiezan a verlos redundantes.
Si eso sucede desde el marco digital-social, paralelamente desde un marco político-económico-social a otros se les preenjuicia por su elección de culto, a otros se les cohíbe su homosexualidad, si creer, ser agnóstico o ateo, y entonces ¿No estamos yendo en contra de eso que nos dicen es globalización? ¿Qué es la globalización? ¿Disolución de barreras? A otros se les controla su entrada a ciertos países, intentan involucrar “equitativamente” un discurso global, y esos mismos países autodenominados de primer mundo se jactan de estigmatizar de inmigrantes a esos que colonizaron hace solo unos siglos atrás, a esos que han usurpado y explotado, pero que en tiempos como el actual empiezan a verlos redundantes.
De acuerdo con el diario NTRZacatecas, más de 170 personas han sido encontradas en 2010 en la zona que más cruzan los inmigrantes indocumentados de México hacia Arizona. ¿Cómo afrontar desde la arquitectura con implicaciones legales la problemática de la frontera? Son muchos los agentes que determinan la viabilidad de los procesos políticos y urbanísticos, me interesa resaltar ejemplos de infraestructura urbana de borde que al contrario de generar segregación provocan cohesión social y un reconocimiento de lo local para la generación de lazos que permitan en este caso movimiento libre de mercado y circulación, e interrelación de economías. Calvin Tsao en su propuesta para una límite entre México y los Estados Unidos afirma que mientras el desarrollo a lo largo del borde se fortalece, la necesidad de cruzar el borde disminuye. Enrique Norten de TEN Architects plantea autopistas entrelazadas que integren ambas economías, resaltando la situación de España que hace 10 años era un país fronterizo y hoy es parte de una gran comunidad y Owen Moss propone “hacer algo entre ambas culturas, que lleve a una tercera“. A partir de una línea imaginaria entre ambos países se lidera una promenade a lo largo de él.
Propuesta para el borde entre México y Estados Unidos
De la Torre de Babel a la industrialización…
El discurso global es un derivado indirecto de la industrialización del siglo XX, “la invención de la máquina de vapor está en el origen de la revolución industrial que durante los últimos dos siglos ha dado lugar al abandono progresivo del mundo rural, al fuerte crecimiento de las ciudades, a la aparición de capital y el trabajo como factores diferenciados y al nacimiento de nuevas clases sociales como son la burguesía y el proletariado. Las diferencias sociales se expresaron con mucha fuerza en el contraste entre el campo y la ciudad, y dentro de la ciudad industrial, en la segregación entre los barrios burgueses sofisticados y los barrios obreros infradotados y con condiciones mínimas de habitabilidad”. En palabras de Koolhaas hemos producido el espacio basura, la suma total de nuestro éxito actual, y a pesar de haber construido más que todas las generaciones anteriores juntas, en cierto modo no se nos recordará a esa misma escala. Se levantan estructuras provocando la ley de gravitación universal de Newton, fábricas e industrias se adueñan del paisaje urbano en las megas ciudades, se tensan puentes que vuelan por los aires, los trenes ya intervienen la vida marina cruzando océanos, y lo más asombroso, todo esto pasa en tiempo récord.
¿Acaso no es esto sinónimo de progreso, el mismo progreso derivado de la revolución industrial y la nueva revolución digital? Efectivamente si hacemos ciudades en tiempo récord, pero también parece que nos hemos basado únicamente en parámetros de factibilidad, productividad, puntos de equilibrio, y con la urgencia de alcanzar una utilidad no del 200% sino del 500%, a esto sumado intereses de algunos alcaldes y gobernadores cuyas agendas los urgen para justificar su gobierno o subir sus índices de popularidad. Y es quizás allí donde nace mi inconformidad por un lado con esos que hacen las leyes y con los que las aprueban, y escepticismo hacia las constructoras las cuales me dan la sospecha de estar más interesadas en hacer la ciudad que en pensarla realmente.
Por lo tanto cuando directrices netamente políticas o de lucro priman sobre el discurso urbano contemporáneo enfrentamos dos situaciones, la primera es la moda del rascacielos en masa, un edificio ingenuo en términos espaciales y de habitabilidad al ser producto de la estandarización, irrespetuoso en su lenguaje con el lugar y con la memoria del colectivo. Ambos, el rascacielos Fosteriano de primer mundo como a las torres de 30 pisos que se levantan sobre nuestra cordillera andina, ¿En qué momento desvirtuamos la Torre de Babel? ¿Fue la industrialización?¿ Fue un error estadístico que la reividincó, o nuestra cultura del consumo? ¿El fenómeno de comercialización del derecho? ¿O fue simplemente nuestra incapacidad como ciudadanos de entender nuestras propias responsabilidades con y hacia la ciudad?
En este sentido vivimos en un panorama cada día más oscuro; oscuro porque son más rascacielos pretendiendo superar los cerros orientales y ocultar el ascenso o el poniente del sol, como lo es el caso del reciente proyecto de Sierras del Este en la Avenida Circunvalar No 61-05. ¿Cuál es la intención de los rascacielos? Supongo que figurar, por ego compiten a tocar el cielo, pero en realidad pretenden el efecto de intimidación Orwelliano “Big Brother”, verlo y controlarlo todo, Londres sabe bien de esto. Nos construyen rascacielos por doquier, centros de negocios en las grandes capitales, y en las que no también, nos da lo mismo, ya nada nos sorprende.
El discurso global es un derivado indirecto de la industrialización del siglo XX, “la invención de la máquina de vapor está en el origen de la revolución industrial que durante los últimos dos siglos ha dado lugar al abandono progresivo del mundo rural, al fuerte crecimiento de las ciudades, a la aparición de capital y el trabajo como factores diferenciados y al nacimiento de nuevas clases sociales como son la burguesía y el proletariado. Las diferencias sociales se expresaron con mucha fuerza en el contraste entre el campo y la ciudad, y dentro de la ciudad industrial, en la segregación entre los barrios burgueses sofisticados y los barrios obreros infradotados y con condiciones mínimas de habitabilidad”. En palabras de Koolhaas hemos producido el espacio basura, la suma total de nuestro éxito actual, y a pesar de haber construido más que todas las generaciones anteriores juntas, en cierto modo no se nos recordará a esa misma escala. Se levantan estructuras provocando la ley de gravitación universal de Newton, fábricas e industrias se adueñan del paisaje urbano en las megas ciudades, se tensan puentes que vuelan por los aires, los trenes ya intervienen la vida marina cruzando océanos, y lo más asombroso, todo esto pasa en tiempo récord.
¿Acaso no es esto sinónimo de progreso, el mismo progreso derivado de la revolución industrial y la nueva revolución digital? Efectivamente si hacemos ciudades en tiempo récord, pero también parece que nos hemos basado únicamente en parámetros de factibilidad, productividad, puntos de equilibrio, y con la urgencia de alcanzar una utilidad no del 200% sino del 500%, a esto sumado intereses de algunos alcaldes y gobernadores cuyas agendas los urgen para justificar su gobierno o subir sus índices de popularidad. Y es quizás allí donde nace mi inconformidad por un lado con esos que hacen las leyes y con los que las aprueban, y escepticismo hacia las constructoras las cuales me dan la sospecha de estar más interesadas en hacer la ciudad que en pensarla realmente.
Por lo tanto cuando directrices netamente políticas o de lucro priman sobre el discurso urbano contemporáneo enfrentamos dos situaciones, la primera es la moda del rascacielos en masa, un edificio ingenuo en términos espaciales y de habitabilidad al ser producto de la estandarización, irrespetuoso en su lenguaje con el lugar y con la memoria del colectivo. Ambos, el rascacielos Fosteriano de primer mundo como a las torres de 30 pisos que se levantan sobre nuestra cordillera andina, ¿En qué momento desvirtuamos la Torre de Babel? ¿Fue la industrialización?¿ Fue un error estadístico que la reividincó, o nuestra cultura del consumo? ¿El fenómeno de comercialización del derecho? ¿O fue simplemente nuestra incapacidad como ciudadanos de entender nuestras propias responsabilidades con y hacia la ciudad?
En este sentido vivimos en un panorama cada día más oscuro; oscuro porque son más rascacielos pretendiendo superar los cerros orientales y ocultar el ascenso o el poniente del sol, como lo es el caso del reciente proyecto de Sierras del Este en la Avenida Circunvalar No 61-05. ¿Cuál es la intención de los rascacielos? Supongo que figurar, por ego compiten a tocar el cielo, pero en realidad pretenden el efecto de intimidación Orwelliano “Big Brother”, verlo y controlarlo todo, Londres sabe bien de esto. Nos construyen rascacielos por doquier, centros de negocios en las grandes capitales, y en las que no también, nos da lo mismo, ya nada nos sorprende.
La segunda situación es aún más grave, resulta ingenuo no mirar el contexto y considerar las circunstancias que están definiendo nuestro crecimiento. De no poder acceder económica y socialmente a la élite del rascacielo, el hogar es inmediatamente conducido al cinturón periférico de urbanizaciones piratas, desprovistas de servicios básicos, infraestructura, salubridad y obligados a la autoconstrucción instintiva para erigir una estructura sismo resistente en la precariedad de sus condiciones, esto ligado a la problemática social y las altísimas tasas de criminalidad. El resultado es una sub-urbanización de la periferia, “la conurbanización”, un crecimiento horizontal de ciudades dormitorios dependientes de una economía marginal, y enclaves que nos hacen preguntarnos donde termina la ciudad y empieza lo rural. Según informes de la ONU, más del 50% de la población mundial vive hoy en día en ciudades y con la proyección de que ese porcentaje llegará a 70% en 2050. Por lo tanto, es necesario combatir la urbanización en ciudades como Lagos, México DF, Delhi, y Jakarta entre otras, cuya expansión urbana no cesa. Enrique Peñalosa advierte que son precisamente esas ciudades las que determinarán si el mundo puede ser o no sostenible, y no solo en términos ambientales y económicos sino sociales, ya que una ciudad debe promover como mínimo un principio de igualdad. En Bogotá, como en ciudades latinas, africanas y asiáticas el proceso de urbanización no se debe únicamente a la industrialización sino que además se suman variables complejas sociales como la desigualdad y la violencia. En el caso de Bogotá, la migración del campo a la ciudad desde principios de siglo XX al día de hoy se ha multiplicado dramáticamente. Según la Consultoría para los Derechos Humanos, Codhes, solo en el periodo 1999-2005 llegaron a Bogotá más de 260.000 personas como resultado de desplazamientos, aproximadamente el 3,8% del total de la población de Bogotá.[ ] ”.
Vista Ciudad Bolivar, las localidades donde se concentran la mayoría de la población desplazada son: Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa y Usme.
Del rascacielos y la muralla…
Cuando aceptamos dos condiciones (ciudad vertical y ciudad horizontal) en un mismo escenario, pero manteniendo brechas sociales tan abismales, se me ocurre pensar que lo que estamos generando es guetos urbanos, segregación, injusticia y (si el oxímoron es tolerable), la ciudad antidemocrática.
La segregación es social con actos tan dictatoriales como privatización de lo público. Existe el rascacielos convencional en altura, y el otro que es similar a la portada del Delirius New York, masas que se acuestan, y delimitan “el muro”. El muro es un edificio ya de por sí bastante ancestral, es una política altruista, un símbolo de jerarquía y dominio, y al mismo tiempo una contrariedad de las políticas del tan hablado discurso de la globalización. Permitimos que se levanten infinidad de barreras de 5 y 6 metros de altura por cientos de kilómetros de largo, se nos multiplican murallas chinas, en medio oriente se nos replican muros de la vergüenza pero no nos da vergüenza, el muro de Berlín se nos quedo corto, aún así, la nueva ley de inmigración de Arizona no detiene el ímpetu de las gentes que buscan a diario el sueño americano pero tampoco al número de muertos en la frontera, no hay Banksy que retumbe la barrera israelí de Cisjordania. No decimos nada, y al que habla lo matan, no quieren que hablemos, pero mientras tanto todo transcurre en la cotidianidad que se nos vende a diario, todo es el mismo ciclo, pagamos el mismo periódico voyerista, chismoseamos la misma publicidad, comparamos una Big Mac, nos sentamos en una terraza y nos asombramos con el mismo morbo.
Ignorantes, seguimos viviendo la “privatopía”, estamos tras las rejas, aprendimos a enjaularnos como animales, el gobierno también ayuda, sigue privatizando, conquistando tras acuerdos con multinacionales las tierras rurales, el desplazamiento forzoso de las gentes campesinas no cesa, las casas con bahareque, guadua o adobe siguen abandonándose, por lo tanto el oficio aprendido por generaciones, y actos tan honestos como el cultivo y cosecha son olvidados y con esto el arraigo a sus raíces y a la memoria. Y todo para un futuro incierto “la ciudad miseria” de Mike Davis.
NO muy lejos de los campos de concentración
La ciudad es el análogo a una esponja, va absorbiendo todo, crecimiento demográfico, desplazamientos forzosos, políticas, intereses económicos, crecimientos de industria, problemáticas sociales, transmisión de información en red y equívocamente va planteando soluciones prioritarias a corto plazo. No hay planeación, no hay una normativa eficaz, tampoco un bloque económico consolidado de soporte, porque no hay política urbana definida. Producto de esto llegamos a los dos escenarios que acá se han planteado, la ciudad consumista y de élite y la de los cinturones de miseria, producimos vivienda para ricos dentro de fortalezas inquebrantables, circuito cerrado de televisión e inconscientes continuamos lucrando a las compañías de seguridad privada. No vivimos sino sobrevivimos en la ciudad, se nos impone el miedo con tanta cámara, tanto guardia y tanta reja. Según Foucault, para la economía del poder sería más rentable y más eficaz vigilar que castigar. Eso se puede observar fácilmente si tomamos el panoptismo como ejemplo. Es mucho más barato vigilar a las personas para que estas no infrinjan las leyes que castigarlas posteriormente, pues en el castigo habrá que gastar mucho dinero para que la persona que infringió la ley sea resocializada.
¿Es la reja parte el imaginario colectivo o simplemente una necesidad de pocos sobre muchos? Idaly Castillo como muchos otros se pronuncian, un impotente grito de auxilio que pretende al menos un eco “escribo para expresar mi grande molestia al sentirme casi secuestrada entre tanta reja. Cada calle tiene ya su propia reja en el fraccionamiento las acequias y parte de jardines residencial en ciudad Juárez, de tal manera que mis hijos ya no pueden asistir a los columpios o juegos en el parque. He tratado de que hagan su vida lo más normal posible, pero ya no se puede, los jóvenes y niños ya tienen actividades de viejos, solo ver tele, leer y obviamente con la energía que tienen pues las 4 paredes de una casa de infonavit no les queda". Dicho esto, se me ocurre pensar que no estamos muy lejos de auschwitz, o las ciudades medievales, tumbamos el muro de Berlín, al menos eso creemos ¿En realidad lo tumbamos? ¿De que sirvió, si se siguen replicando muros y cercas en cada esquina? Es un hecho, vivimos el conocido fenómeno de la ciudad genérica, el miedo nos superó, y encerramos nuestros derechos e ideales, nuestro culto y hasta al Divino Niño solo por si acaso.
Foto tomada en el Santuario del Señor de la Piedra, Sopó.
¿Cuál es la solución? ¿Seguir privándonos de nuestros derechos, parques y plazas? ¿Seguir fortificando? ¿Cómo evitar la segregación? ¿Cómo generar posibilidades laborales y económicas sostenibles? ¿Cómo concientizarnos dentro de un mismo marco de equidad? Será definitivamente necesario optar por estrategias de inclusión social, generar microeconomías, apoyar lo informal “local” para que supere su barrera y tenga lugar en un mercado formal, será necesario mirar a las Torres del Parque, será necesario ser coherente a un solo discurso. Será necesario aprender las incongruencias del discurso global.
por julian castro